La mayúscula de relevancia

Tendemos a escribir en mayúscula las palabras que consideramos importantes, de ahí su nombre: mayúscula de relevancia. Ta-dá. Por trabajo, leo y corrijo cada día textos de personas muy diferentes pero que tienen algo en común: esa tendencia a marcar con la primera letra en mayúscula las palabras que quieren resaltar en sus informaciones. La mayor parte de las veces es un error ortográfico.

Pero, ojo, que no lo digo yo.

Según la Ortografía de la lengua española (2010), de la Real Academia Española (RAE), se agrupan bajo esta denominación «todos aquellos usos más o menos tradicionales de la mayúscula inicial no justificados por ninguna de las funciones lingüísticas asignadas a la mayúscula en nuestro sistema ortográfico —delimitar enunciados, marcar los nombres propios o las expresiones denominativas y formar siglas—, y que responden únicamente al deseo de poner de manifiesto la especial relevancia que quien escribe otorga al referente designado por la palabra así escrita».

Por lo general, solemos usar este tipo de mayúscula para otorgar respeto a ciertos términos, como tratamientos, títulos y cargos (rey, papa, presidente, etc.), o para esas palabras referentes a algo que quien escribe considera sagrado por razones religiosas o ideológicas (misa, eucaristía, nación, patria, bandera, etc.).

También existe otro tipo de mayúscula de relevancia: la enfática. Y es que, usar la mayúscula cuando no corresponde a veces puede servir como recurso estilístico: darle una función expresiva, una connotación diferente y resaltar así una palabra en su contexto.

mayuscula_relevancia_1

Como recomienda la Ortografía, esta función enfática de la mayúscula de relevancia debe usarse con precaución ya que, al fin y al cabo, sigue siendo una falta ortográfica: «[Las mayúsculas de relevancia] no están justificadas desde el punto de vista lingüístico, ya que recaen sobre nombres apelativos o comunes, con independencia de la valoración social o personal asociada a sus referentes».

Y es que esta mayúscula «presenta además el inconveniente añadido de su carácter extremadamente subjetivo». Vamos, que lo yo puedo considerar importante no puede coincidir con lo que tú consideras importante, y viceversa.

Por lo tanto, ojito con su uso; o no la usamos o lo hacemos con cuidado y en contadas ocasiones. Eso, o correrás el riesgo de plagar tu texto de un montón de errores ortográficos. ¡Y no queremos eso!

mayuscula_relevancia_2

Usos comunes de la mayúscula

No voy a hablar de tooodos los usos de la mayúscula porque son un montón (y porque no es el objetivo de esta entrada), pero sí resumiré los más importantes (y ya, si te apetece, puedes leer el resto en este enlace).

La RAE concreta el uso de las letras mayúsculas para los siguientes casos (entre otros):

  • La primera palabra de un escrito o la que va después de punto.
  • Todos los nombres propios (y los apellidos) (¡y los sobrenombres, apodos y seudónimos!).
  • Los nombres propios geográficos. Pero, eh, cuidado, porque los nombres comunes genéricos que acompañan a esos nombres propios geográficos (como ciudad, río, mar, océano, etc.) deben escribirse con minúscula: la ciudad de Santander, el río Ebro. Eso sí, la RAE nos lo complica un poquito y si ese nombre genérico forma parte del nombre propio, entonces sí que se escribe con mayúscula inicial: Ciudad Real, Sierra Nevada, los Picos de Europa.
  • Los nombres de divinidades: Dios, Jehová, Alá, Afrodita, Júpiter, Amón. (Ojo con la palabra dios, porque si hablamos de un dios o de los dioses en términos generales, va en minúscula).
  • La primera palabra del título de cualquier obra de creación (libros, películas, cuadros, canciones, programas de radio o televisión, etc.) ¡y solo la primera palabra! El resto de ellas, salvo que se trate de nombres propios, deben escribirse con minúscula: Hacia rutas salvajes, Harry Potter y el prisionero de Azkabán, Muchacha en la ventana, La cara noroeste, El gran juego de la oca. En inglés, se escribe en mayúscula cada palabra de un título, y tendemos a copiar esta fórmula que, en español, es errónea.
  • Los nombres de marcas comerciales.
  • Los nombres de asignaturas, cátedras, facultades, etc.
  • Ciertos nombres, cuando designan entidades o colectividades institucionales: la Universidad, el Estado, el Gobierno. En muchos casos, esta mayúscula permite distinguir entre acepciones distintas de una misma palabra: Iglesia como institución e iglesia como edificio, Gobierno como conjunto de los ministros de un Estado y gobierno como acción de gobernar, etc.
  • Tras los dos puntos que siguen al encabezamiento o saludo de un correo electrónico y una carta: Hola, Matilda: Hace mucho que no hablamos / Buenos días: Le recomiendo que…
  • Tras los dos puntos que anuncian la reproducción de una cita o palabras textuales: Matilda dijo: «No uses mi nombre para los ejemplos de tu blog».

Una cosita más: las palabras que llevan tilde y que están escritas en mayúscula en su totalidad ¡también se acentúan!: ¿QUÉ TAL ESTÁS? Estamos habituados a ver carteles con palabras y frases enteramente en mayúsculas pero sin tildes. ¿Por qué? Ni idea.

Ay, el inglés

(Ya termino).

Como ya comenté en el post sobre 5 errores ortográficos que cometes a diario, por lo general, la influencia del inglés genera que escribamos en mayúscula palabras que, en español, deben escribirse en minúscula.

Así, vuelvo a recordar que los días de la semana, los meses y las estaciones del año, los títulos y cargos, los tratamientos, etc., van siempre en minúscula (salvo que vayan después de punto y comiencen una nueva oración).

Publicado por Cintia Fernández

Leo, escribo, corrijo. Y vuelta a empezar.

3 comentarios sobre “La mayúscula de relevancia

Deja un comentario